CAPITULO 15
PARÁBOLAS DE LA
MISERICORDIA
- Se le acercaban todos los
publicanos y pecadores para oírle.
- Pero los fariseos y los
escribas murmuraban diciendo : éste recibe a los pecadores y come con
ellos.
- Entonces les propuso esta
parábola :
- ¿Quién de vosotros, si
tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve entonces el
campo y va entonces busca de la que se perdió hasta encontrarla ?
- Y, cuando la encuentra, la
pone sobre sus hombros gozoso,
- y al llegar a casa, convoca
a los amigos y vecinos y les dice : alegraos conmigo, porque he
encontrado la oveja que se me perdió.
- Os digo que habrá entonces
el Cielo mayor alegría por un pecador que hace penitencia que por noventa
y nueve justos que no la necesitan.
- ¿qué mujer, si tiene diez
dracmas y pierde una, no enciende una luz y barre la casa y busca
cuidadosamente hasta encontrarla ?
- Y cuando la encuentra,
reúne a las amigas y vecinas diciéndoles : alegraos conmigo, porque
he encontrado la dracma que se me perdió.
- Así, os digo, es la alegría
entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
- Dijo también : Un
hombre tenía dos hijos ;
- el más joven de ellos dijo
a su padre : padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.
Y les repartió los bienes.
- No muchos días después, el
hijo más joven, reuniéndolo todo, se fue a un país lejano y malgastó allí
su fortuna viviendo lujuriosamente.
- Después de gastar todo,
hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad.
- Fue y se puso a servir a un
hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar
cerdos ;
- le entraban ganas de llenar
su estómago con las algarrobas que comían los cerdos ; y nadie se las
daba.
- Recapacitando, se
dijo : !cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen pan abundante
mientras yo aquí me muero de hambre !
- Me levantaré e iré a mi
padre y le diré : padre, he pecado contra el Cielo y contra ti ;
- ya no soy digno de ser
llamado hijo tuyo ; trátame cono a uno de tus jornaleros.
- Y levantándose se puso en
camino hacia la casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre
y se compadeció ; y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y
lo cubrió de besos.
- Comenzó a decirle el
hijo : padre, he pecado contra el Cielo y contra ti ; ya no soy
digno de ser llamado hijo tuyo.
- Pero el padre dijo a sus
criados : Pronto, sacad el mejor traje y vestidlo ; ponedle un
anillo en la mano y sandalias en los pies ;
- traed el ternero cebado y
matadlo, y vamos a celebrarlo con un banquete ;
- porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado. Y se
pusieron a celebrarlo.
- El hijo mayor estaba en el
campo ; al volver y acercarse a casa oyó la música y la danza
- y, llamando a uno de los
criados, le preguntó qué pasaba.
- Este le dijo : ha
llegado tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado por haberle
recobrado sano.
- Se indignó y no quería
entrar, pero su padre salió a convencerlo.
- El replicó a su
padre : mira cuántos años hace que te sirvo sin desobedecer ninguna
orden tuya y nunca me has dado ni un cabrito para divertirme con mis
amigos.
- Pero en cuanto ha venido
ese hijo tuyo que devoró la fortuna con meretrices, has hecho matar para
él el ternero cebado.
- Pero él le respondió :
hijo tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo ;
- pero había que celebrarlo y
alegrarse porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida,
estaba perdido y ha sido encontrado.
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