CAPÍTULO 1
PREPARACION DEL
MINISTERIO DE JESUS
- Comienzo del Evangelio de Jesucristo, hijo de Dios.
- Como está escrito en el profeta Isaías : He aquí que yo envío a mi
mensajero que te preceda, y prepare tu camino delante de ti.
- Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas.
- Estaba Juan el Bautista en el desierto predicando un bautismo de
penitencia para perdón de los pecados.
- Y acudía a él toda la región de Judea y todos los habitantes de
Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus
pecados.
- Juan llevaba un vestido de pelos de camello y un ceñidor de cuero a
la cintura, y comía langostas y miel silvestre.
- Y predicaba diciendo: Después de mí viene el que es más poderoso
que yo, ante quien no soy digno de inclinarme para desatar la correa de su
calzado.
- Yo os he bautizado en agua, pero él os bautizará en el Espíritu
Santo.
- Y sucedió que en aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea,
y fue bautizado por Juan en el Jordán.
- Y nada más salir del agua vio los Cielos abiertos y al Espíritu
que, en forma de paloma, descendía y se posaba sobre él;
- y sobrevino una voz desde los Cielos: Tu eres el Hijo mío, el
Amado, en ti me he complacido.
- Enseguida el Espíritu lo impulsó hacia el desierto.
- Y estuvo en el desierto cuarenta días y cuarenta noches, y era
tentado por Satanás, estaba con los animales, y los ángeles le servían.
COMIENZOS DEL MINISTERIO DE JESUS EN GALILEA
- Después de haber sido apresado Juan, llegó Jesús a Galilea
predicando el Evangelio del Reino de Dios,
- y diciendo: El tiempo se ha cumplido y está cerca el Reino de Dios;
haced penitencia y creed en el Evangelio.
- Y al pasar junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el
hermano de Simón, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores.
- Y les dijo Jesús: Seguidme, y os haré pescadores de hombres.
- al instante, dejaron las redes y le siguieron.
- Y avanzando un poco, vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su
hermano, que remendaban las redes en la barca.
- Y enseguida los llamó. Y dejando a su padre Zebedeo en la barca con
los jornaleros, le siguieron.
- Entran en Cafarnaún; al llegar el sábado, fue a la sinagoga y les
enseñaba.
- Y quedaron admirados de su doctrina, pues les enseñaba como quien
tiene potestad y no como los escribas.
- Se encontraba en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu
inmundo,
- y decía a gritos: ¿Qué hay entre nosotros y tú, Jesús Nazareno? ¿Has
venido a perdernos? !Sé quién eres tú, el Santo de Dios!
- Y Jesús le conminó diciendo: Calla, y sal de él.
- Entonces, el espíritu inmundo, zarandeándolo y dando una gran voz,
salió de él.
- Y se quedaron todos estupefactos, de modo que se preguntaban entre
sí diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Manda con potestad
incluso a los espíritus inmundos y le obedecen.
- Y su fama corrió pronto por toda la región de Galilea.
- En cuanto salieron de la sinagoga, fueron a la casa de Simón y de
Andrés, con Santiago y Juan.
- La suegra de Simón estaba acostada con fiebre y enseguida le hablan
de ella.
- Acercándose, la tomó de la mano y la levantó; y al instante le
desapareció la fiebre y se puso a servirles.
- Al atardecer, cuando se puso el sol, llevaban hasta él a todos los
enfermos y a los endemoniados;
- y estaba toda la ciudad agolpada junto a la puerta.
- Y curó a muchos que padecían diversas enfermedades, y expulso a
muchos demonios, y no les dejaba hablar, porque sabían quién era.
- De madrugada, todavía muy oscuro, se levantó y se fue a un lugar
solitario, y allí oraba.
- Salió a buscarle Simón y los que estaban con él;
- y cuando lo encontraron, le dijeron: Todos te buscan.
- Y les dijo: Vayamos a las aldeas próximas y a las ciudades, para
que predique también allí, pues para esto he venido.
- Y estuvo predicando en sus sinagogas por toda la Galilea, y
expulsaba a los demonios.
- Y vino hacia él un leproso que, rogándole de rodillas, le decía Si
quieres puedes limpiarme.
- Y Jesús, compadecido de él, extendió la mano, le tocó y le dijo:
Quiero, queda limpio.
- Y al momento desapareció de él la lepra y quedó limpio.
- Le conminó, y enseguida lo despidió,
- diciéndole: Mira, no lo digas a nadie; pero anda, preséntate al
sacerdote y ofrece por tu purificación las cosa que ordenó Moisés, para
que les sirva de testimonio.
- Sin embargo, una vez que se fue, comenzó a pregonar y a divulgar la
noticia, hasta el punto de que Jesús ya no podía entrar abiertamente en
ciudad alguna, sino que se quedaba fuera, en lugares apartados. Y acudían a
él de todas partes.
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