CAPÍTULO 1

PREPARACION DEL MINISTERIO DE JESUS

 

  1. Comienzo del Evangelio de Jesucristo, hijo de Dios.
  2. Como está escrito en el profeta Isaías : He aquí que yo envío a mi mensajero que te preceda, y prepare tu camino delante de ti.
  3. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
  4. Estaba Juan el Bautista en el desierto predicando un bautismo de penitencia para perdón de los pecados.
  5. Y acudía a él toda la región de Judea y todos los habitantes de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
  6. Juan llevaba un vestido de pelos de camello y un ceñidor de cuero a la cintura, y comía langostas y miel silvestre.
  7. Y predicaba diciendo: Después de mí viene el que es más poderoso que yo, ante quien no soy digno de inclinarme para desatar la correa de su calzado.
  8. Yo os he bautizado en agua, pero él os bautizará en el Espíritu Santo.
  9. Y sucedió que en aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.
  10. Y nada más salir del agua vio los Cielos abiertos y al Espíritu que, en forma de paloma, descendía y se posaba sobre él;
  11. y sobrevino una voz desde los Cielos: Tu eres el Hijo mío, el Amado, en ti me he complacido.
  12. Enseguida el Espíritu lo impulsó hacia el desierto.
  13. Y estuvo en el desierto cuarenta días y cuarenta noches, y era tentado por Satanás, estaba con los animales, y los ángeles le servían.


COMIENZOS DEL MINISTERIO DE JESUS EN GALILEA

 

  1. Después de haber sido apresado Juan, llegó Jesús a Galilea predicando el Evangelio del Reino de Dios,
  2. y diciendo: El tiempo se ha cumplido y está cerca el Reino de Dios; haced penitencia y creed en el Evangelio.
  3. Y al pasar junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores.
  4. Y les dijo Jesús: Seguidme, y os haré pescadores de hombres.
  5. al instante, dejaron las redes y le siguieron.
  6. Y avanzando un poco, vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su hermano, que remendaban las redes en la barca.
  7. Y enseguida los llamó. Y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.
  8. Entran en Cafarnaún; al llegar el sábado, fue a la sinagoga y les enseñaba.
  9. Y quedaron admirados de su doctrina, pues les enseñaba como quien tiene potestad y no como los escribas.
  10. Se encontraba en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu inmundo,
  11. y decía a gritos: ¿Qué hay entre nosotros y tú, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? !Sé quién eres tú, el Santo de Dios!
  12. Y Jesús le conminó diciendo: Calla, y sal de él.
  13. Entonces, el espíritu inmundo, zarandeándolo y dando una gran voz, salió de él.
  14. Y se quedaron todos estupefactos, de modo que se preguntaban entre sí diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Manda con potestad incluso a los espíritus inmundos y le obedecen.
  15. Y su fama corrió pronto por toda la región de Galilea.
  16. En cuanto salieron de la sinagoga, fueron a la casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan.
  17. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre y enseguida le hablan de ella.
  18. Acercándose, la tomó de la mano y la levantó; y al instante le desapareció la fiebre y se puso a servirles.
  19. Al atardecer, cuando se puso el sol, llevaban hasta él a todos los enfermos y a los endemoniados;
  20. y estaba toda la ciudad agolpada junto a la puerta.
  21. Y curó a muchos que padecían diversas enfermedades, y expulso a muchos demonios, y no les dejaba hablar, porque sabían quién era.
  22. De madrugada, todavía muy oscuro, se levantó y se fue a un lugar solitario, y allí oraba.
  23. Salió a buscarle Simón y los que estaban con él;
  24. y cuando lo encontraron, le dijeron: Todos te buscan.
  25. Y les dijo: Vayamos a las aldeas próximas y a las ciudades, para que predique también allí, pues para esto he venido.
  26. Y estuvo predicando en sus sinagogas por toda la Galilea, y expulsaba a los demonios.
  27. Y vino hacia él un leproso que, rogándole de rodillas, le decía Si quieres puedes limpiarme.
  28. Y Jesús, compadecido de él, extendió la mano, le tocó y le dijo: Quiero, queda limpio.
  29. Y al momento desapareció de él la lepra y quedó limpio.
  30. Le conminó, y enseguida lo despidió,
  31. diciéndole: Mira, no lo digas a nadie; pero anda, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación las cosa que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.
  32. Sin embargo, una vez que se fue, comenzó a pregonar y a divulgar la noticia, hasta el punto de que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ciudad alguna, sino que se quedaba fuera, en lugares apartados. Y acudían a él de todas partes.

 

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